domingo, noviembre 30, 2008

 

Calcetín blanco soltero busca

Esta mañana, limpiando el correo, he visto un enlace que envié hace tiempo y que Dios sabe donde encontré. Básicamente, es una tontería en la que algunos calcetines desparejados
intentan encontrar su pareja de nuevo...

http://www.lonelysocks.co.uk/

Totalmente absurdo, pero curioso...

Etiquetas:


miércoles, noviembre 19, 2008

 

La belleza de las salpicaduras

Hay belleza donde quiera que mires...sólo hay que sabe encontrarla :-)

http://www.liquidsculpture.com/

Etiquetas:


miércoles, noviembre 05, 2008

 

El bañador de la discordia

Recordaba el otro día con unas amigas la famosa polémica de la natación en los Juegos Olímpicos de este año. Parece ser que Speedo había conseguido desarrollar un bañador -que parece un traje de buzo, por cierto- que conseguía bajar el tiempo de los nadadores de forma apreciable (todo es apreciable en una competición donde la victoria la dan las décimas de segundo).

Este bañador ha sido diseñado por Speedo en colaboración con la NASA y está fabricado con un tejido especial que repele el agua y que, según los datos de la multinacional, reduce la vibración del músculo y de la piel mediante compresión. También indican que reduce la resistencia al agua en un 10% y mejora en un 5% la toma de aire de los nadadores respecto de las anteriores versiones de la marca. ¡¡Casi nada!!

Lo que yo no sabía es que este bañador se rompe a los cinco usos y además cuesta 800 dólares. Esta información, leída en el Confidencial Digital el 25 de septiembre, añadía que esta prenda no se comercializaba todavía en España. Si alguién quiere darse el capricho, tendría que ir a Londres, Nueva York o Sydney, únicas ciudades donde se comercializa. O al menos las únicas en las que se comercializaba cuando se publicó el artículo.

No contentos con el dispendio económico, un nadador necesita dos ayudantes y 20 minutos para colocárselo. Vamos, que no parece el regalo estrella de estas navidades. Contra todo pronóstico, el artículo comentaba la confirmación de unos grandes almacenes deportivos de que han recibido varias llamadas de usuarios interesados en hacerse con el bañador que utilizan los nadadores españoles.

Como datos curiosos, hay que añadir que desde su lanzamiento, hace algo más de un año, países como Italia y Canadá prohibieron su uso en las pruebas preparatorias para Pekín porque consideraban que beneficiaba a los nadadores que utilizaban el Speedo. Tras cierto debate, El Comité Olímpico Internacional (COI) acabó aprobando la utilización del bañador de marras para los Juegos Olímpicos con la condición de que estuviera a disposición de todos los deportistas.

Dándole la razón a esta decisión, hay que destacar que el bañador ha estado presente en 44 de los 48 records del mundo establecidos este año, tanto en piscina larga como corta. Y en los Juegos Olímpicos subieron aún más estas cifras. Por ejemplo, Michels Phelps consiguió 8 medallas
de oro y 7 records olímpicos portandoeste bañador.


martes, noviembre 04, 2008

 

Cuando se pierde el equipaje

Perder el equipaje en un viaje en avión es relativamente sencillo, especialmente si se realizan transbordos en el trayecto. De hecho, facturar el equipaje no deja de ser un acto de fé en el que confías que, tras atravesar no se sabe cuantas cintas y cuantas manos, al llegar a tu destino conseguirás volver a reunirte con tu maleta y con todo su contenido.

Pues bien, hay veces en que la logística interna se ve superada por el afán de algunos empleados amigos de lo ajeno.

Hace ya unos años, lei y guardé una noticia sobre el saqueo de equipajes en el aeropuerto de Malpensa (Milán). Corría noviembre de 2004, y el corresponsal de El País en Roma, Enric Gonzalez, contaba como dicho aeropuerto había conseguido ese año batir todas las marcas en lo que a delitos se refiere.

Enumerando, el reportaje comentaba que la policía había desarticulado una banda de empleados que saqueaba las maletas, detuvo a otro grupo que se lucraba con el tráfico de inmigrantes clandestinos, se vio obligada a cerrar el área de mercancías para buscar escorpiones y de paso descubrió ese mismo otoño que la oficina de la empresa Fedex era una cueva de ladrones. Entre lo robado destacaban un par de proyectiles de obús, un cuadro de Andy Warhol, algunos paquetes de diamantes y abundante cocaína. Casi nada, vamos.

La primera operación policial ya se había desarrado en 2002. Bastó instalar unas cuantas cámaras en la zona de tránsito de equipajes para comprobar que al menos 28 empleados abrían cada maleta y se quedaban con lo que les interesaba. El botín se guardaba en las taquillas y era
sacado cada noche por una ventana.

La redada desembocó en 28 condenas por robo y posesión de drogas (por lo visto hay bastante cocaína en los equipajes) y una por posesión ilegal de munición pesada, porque uno de los empleados había topado con un par de cargas de obús en un equipaje y se había quedado con ellas. Lo más normal del mundo, ya se ve.

Parecía que a partir de entonces las cosas se calmarían. Pero en febrero del 2004 pasado se comprobó que no, que los viejos hábitos persistían. Otros 10 empleados fueron detenidos por robar en las maletas y en los coches de los viajeros.

La cuestión provocó una extraña campaña del Sindicato Nacional Unitario de Transporte Aéreo, que defendió a los rateros. "Estas cosas ocurren porque la gente tiene hambre", declaró un dirigente. "Hay que tener en cuenta las circunstancias. Claro, a buen hambre siempre hay algo de comer en los equipajes, ¡¡no fastidia!!.

Según este sindicator, los trabajadores sufren horarios estresantes, con un ruido continuo, por apenas 1.000 euros mensuales". ¡¡Pobrecitos!! (léase con mucha ironía). Y claro, qué menos que exigir que no hubiera despidos y que los condenados pudieran volver al puesto de trabajo una vez cumplida la condena.

El debate quedó silenciado al mes siguiente, en marzo, con otras nueve detenciones. Supongo que se quedarían sin palabras. Esta vez, por tráfico ilegal de inmigrantes. El viajero sin visado sabía que, al desembarcar, debía dirigirse a un cuarto de baño donde encontraba un chaquetón naranja con una acreditación de empleado del aeropuerto. Se lo ponía y era recogido por un guía que le llevaba hasta la salida a través de la zona reservada al personal aeroportuario. El paseo desde el avión a la calle costaba 5.000 euros. ¿No suena a algo parecido que ocurrió
hace unos meses en Barajas?

Pero eso no era todo. En mayo de ese año llegaron los escorpiones, tres ejemplares de Parabutus granulatus, de picadura potencialmente mortal, ocultos en un cargamento de maderas nobles procedente de Kenia. En cuanto fue descubierto el primer escorpión, se ordenó el cierre de toda
la terminal de mercancías. La desinsectación de la zona duró una jornada.

Para terminar bien el año, aun se había realizado 16 detenciones más. Los presuntos delincuentes eran empleados de la sucursal en Malpensa de la empresa privada de transporte urgente Fedex. Ya no se trataba de hurtos. Debían de ser poco productivos, claro. ¿Qué hacemos con dos obuses? Organización. Se necesita organización.

Parece ser que los de Fedex habían creado un sistema integral de saqueo. Localizaban los paquetes interesantes, que podían contener diamantes, obras de arte o joyas. Los marcaban con un sello específico y los hacían desaparecer. Los propios empleados denunciaban que no habían llegado a destino. Luego, falsificando documentos y haciéndose pasar por el cliente damnificado, conseguían que se les pagasen las tasas aduaneras y cobraban la indemnización del seguro.

Además, durante las escuchas telefónicas previas a las detenciones la policía topó, casualmente, con una banda que había falsificado 40 millones de euros con la intención de enviarlos -desde Malpensa, por supuesto- a un banco de Arabia Saudí.

Después de leer esto, ¿a quién se le quedan ganas de facturar equipaje?


domingo, noviembre 02, 2008

 

Para preocuparse más de un poquito

Allá por febrero me llegó la noticia de que más de 43.000 pacientes tuvieron que permanecer esperando más de una hora en ambulancias fuera de los servicios de emergencias antes de ser atendidos. Ocurría en Gran Bretaña, y el resposable del despropósito era el Servicio Nacional de
Salud de Gran Bretaña, pero no por eso era menos preocupante.

Se lo pregunté a unos amigos que viven por esos lares, y no supieron decirme si era verdad o no. Ellos no habían oido nada, así que lo dejé apartado como una muestra de "leyenda urbana" o de desinformación.

Pasó el tiempo, y la semana pasada alguien me comentó que también lo habían leído no se donde, así que me puse a buscarlo. Y si, efectivamente, un artículo del London Mail de febrero de este año hacía referencia a este hecho. Parece ser que los objetivos gubernamentales incluyen que los pacientes sean atendidos en un plazo máximo de cuatro horas desde que entran en el servicio de emergencias. Para conseguirlo cuando hay mucha gente, no se les ha ocurrido mejor sistema que hacerles esperar fuera, en las ambulancias, de forma que el tiempo no empiece a contar.

Claro, esto hace que las ambulancias no estén disponibles para atender a nuevas llamadas, lo que se ha etiquetado como un derroche de recursos colosal por parte del sindicato Unison, que representa a la mayoría de los trabajadores de ambulancias: "Las ambulancias no deberían ser
utilizadas como salas de espera móviles. Deberían estar libres para hacer su trabajo". Además, como es lógico algunos médicos han avisado de que esta práctica pone en riesgo la salud de los pacientes. El Dr Jonathan Fielden de la Asociación Médica Británica aseguró que la gran mayoría de los pacientes que llegan al hospital en ambulancia tienen una necesidad crítica de cuidados médicos hospitalarios, y por lo tanto cualquier retraso puede empeorar su estado.

Las cifras obtenidas por los liberal demócratas muestran que más de 40.000 pacientes esperaron al menos una hora en esta situación durante el 2007. Como solamente hay datos de siete de las once compañías de ambulancias, es posible que la cifra real sea bastante mayor. El
portavoz de los demócratas Norman Lamb pidió al secretario de sanidad Alan Johnson una investigación urgente sobre esta práctica.

Los laboristas impusieron el objetivo de las cuatro horas en emergencias para resolver el escándalo de los pacientes esperando durante días en las salas de espera o en camillas en los pasillos. El problema se acrecentó con la reducción del tiempo de atención de los médicos de
cabecera después que miles de médicos optaran por tratar a sus pacientes fuera de las horas de trabajo bajo nuevos contratos más lucrativos. Esto se tradujo en el aumento de pacientes, y por tanto de presión, en las unidades de emergencia.

La respuesta del Departamento de Salud fue que las estadísticas no reflejaban el tiempo pasado por los pacientes antes de ser admitidos en la sala de emergencias. "Miden el tiempo que cuesta que una ambulancia haga el siguiente servicio, incluyendo limpieza y revisión del material", dijo un portavoz. "Estas cifras deben de verse en el contexto de los 4,3 millones de trayectos realizados por vehículos de emergencia en los años 2006/2007".

Yo no se si a ellos les habrá tranquilizado, pero a mi me habría dejado pensando en un seguro privado... por si las moscas.

Nota: La información está traducida del inglés, así que las declaraciones son también traducciones.


This page is powered by Blogger. Isn't yours?