jueves, mayo 22, 2008
El baño está ocupado
A estas alturas, ya no se qué creer y qué no creer. En teoría, los periodistas contrastan sus fuentes, dándonos solo noticias verídicas y fiables.
Claro está que en teoría también saben escribir, y todos hemos jugado a "busca un periódico con menos de doce faltas de ortografía".
En fin, todo esto viene a cuento de una noticia que lei hace unos meses. Aparecía en la versión electrónica de la cadena CNN -a priori fiable-, el 12 de marzo de este año. Según contaba el periodista, una mujer de treinta y cinco años había estado atascada en el retrete de su novio durante dos años. En el asiento, para ser más precisos.
Parece ser que la mujer se ha pegado dos años sentada en el retrete, mientras su novio le llevaba agua y comida. Según este ha declarado, cada día le pedía que saliera, siendo la respuesta "quizá mañana". Supongo que, harto de ver que ese mañana no llegaba, al final llamó a la policía, que se quedó de piedra al encontrar a la mujer desorientada, con los pantalones a la altura del muslo, y con las piernas atrofiadas.
Además, para colmo de males, la piel había crecido un poco sobre la tapa -la falta de ejercicio, claro -, y la policía tuvo que llevarse todo junto -mujer y asiento- al hospital, donde se lo quitaron. Al principio la señora (treinta y cinco añitos, la criatura) rechazó los servicios de emergencia, pero al final la convencieron de que tenían que echarle un vistazo en el hospital.
Cuando la noticia fue publicada, aún no se sabía si el fiscal presentaría algún cargo contra el novio de la muchacha. Claro, él alegaba que ella no estaba pegada ni atada; sencillamente estaba atascada y no quería salir.
Cuando llamó a la policía, el novio solo indicó que pasaba algo raro con su novia, aunque nunca dijo por qué le había costado dos años llamar.
Y es que, ¿quién habría aguantado dos años con el baño ocupado?
Claro está que en teoría también saben escribir, y todos hemos jugado a "busca un periódico con menos de doce faltas de ortografía".
En fin, todo esto viene a cuento de una noticia que lei hace unos meses. Aparecía en la versión electrónica de la cadena CNN -a priori fiable-, el 12 de marzo de este año. Según contaba el periodista, una mujer de treinta y cinco años había estado atascada en el retrete de su novio durante dos años. En el asiento, para ser más precisos.
Parece ser que la mujer se ha pegado dos años sentada en el retrete, mientras su novio le llevaba agua y comida. Según este ha declarado, cada día le pedía que saliera, siendo la respuesta "quizá mañana". Supongo que, harto de ver que ese mañana no llegaba, al final llamó a la policía, que se quedó de piedra al encontrar a la mujer desorientada, con los pantalones a la altura del muslo, y con las piernas atrofiadas.
Además, para colmo de males, la piel había crecido un poco sobre la tapa -la falta de ejercicio, claro -, y la policía tuvo que llevarse todo junto -mujer y asiento- al hospital, donde se lo quitaron. Al principio la señora (treinta y cinco añitos, la criatura) rechazó los servicios de emergencia, pero al final la convencieron de que tenían que echarle un vistazo en el hospital.
Cuando la noticia fue publicada, aún no se sabía si el fiscal presentaría algún cargo contra el novio de la muchacha. Claro, él alegaba que ella no estaba pegada ni atada; sencillamente estaba atascada y no quería salir.
Cuando llamó a la policía, el novio solo indicó que pasaba algo raro con su novia, aunque nunca dijo por qué le había costado dos años llamar.
Y es que, ¿quién habría aguantado dos años con el baño ocupado?
