miércoles, marzo 18, 2015

 

Arte en las paredes: la calle protesta



(Un texto de Ana Sánchez en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 22 de febrero de 2015. ¿A alguien le apetece darse una vueltecita de pintada en pintada?)

Hace años que Banksy -el Dios de los graffiti-, descubrió que la subversión callejera vale millones de euros bajo techo. Lo que antes era un dolor de cabeza para los servicios de limpieza ahora es un cotizado fondo de selfi. Salir de noche con capucha y aerosol se ha convertido en un delito de servicio público.

Las pintadas vandálicas han mutado a street art: arte callejero que multiplica mirones de paso a través de internet. Los grafiteros ahora tienen web, Instagram, agente, incluso sponsors, se los rifan las galerías de arte y trabajan rodeados de anzuelos del márketing. “Hay más posibilidades. Hay más globalidad. También han aumentado el número de empresas que venden esprays”, asegura Vicent Masmano, ideólogo de El rincón de las boquillas (www.elrincondelasboquillas.com), una wikipedia en curso de grafitti y street art. “Las paredes están hablando mucho”, le da la razón el grafitero iraní Icy en una de las entrevistas de la web.

No solo las paredes hablan. Toda la calle grita: muros, fachadas de edificios enteros, aceras, farolas, alcantarillas. Hay pintadas que zarandean, que agarran del cuello de la camisa, que arquean cejas. Collejas visuales, ganchos al estómago, gags reflexivos, humor ingenioso, poesía gráfica. Callejear puede convertirse en todo un acto de complicidad.

Más allá de Banksy, esta es una muestra de lo que uno se puede encontrar paseando.

Pejac
Describen las obras callejeras de este español como “lienzos urbanos”, “poesía gráfica”, “trampantojos”, “ilusiones ópticas”. Su estribillo visual: humor reflexivo que arquea cejas. Por ejemplo: un cartel de prohibido adelantar al que ha añadido dos pistolas saliendo de las ventanas enfrentadas de los coches. “La mayoría de las guerras -ha dicho Pejac en alguna ocasión- se ganan con el factor sorpresa”.
pejac.es

Bambi
“La Banksy femenina”, la bautizaron hace cuatro años. Grafitera de cabecera de toda celebrity con paredes de sobra. Encapuchada anónima de noche, estrella del pop de día, destapó el Daily Mail. Su pop art callejero se cotiza en miles de libras.

6emeia
Es un dúo de Sao Paolo: Anderson Augusto (SÃO) y Leonardo Delafuente. Proponen “una nueva mirada”, dicen, al mobiliario urbano. Sus alcantarillas animadas son carnaza de Pinterest.

Icy and Sot
La firma de estos dos hermanos iranís con sede en Brooklyn se bifurca en la calle y en las galerías. Lo suyo es una “cruzada”, dicen. Una cruzada con espray que pretende “desmantelar percepciones preconcebidas”. Ganchos visuales al estómago sobre la guerra, la paz, la esperanza.
icyandsot.com

‘Knitted graffiti?’
O yarn bombing o crochet graffiti. Collejas con ganchillo. Y punto. Una forma de “humanizar nuestro entorno frío y monótono”, justifica Urban Knitting Barcelona. En la imagen, el toro de Wall Street, un símbolo financiero forrado literalmente.

Oakoak
Es un francés de Saint Etienne experto en dar la vuelta a las imperfecciones callejeras. Porque tras una valla abollada puede estar Bruce Lee, y junto a una ventana chamuscada, un dragón. Pintadas que arrancan sonrisas ladeadas. Ya han dado de sí dos libros.

Mr. Brainwash
Nombre real: Thierry Guetta. Se hizo famoso tras salir en la película de Banksy: Exit through the gift shop. Desde entonces, está en el top 5 de grafiteros-más-ricos-del-mundo. Hay quien dice que él y sus pintadas warholeras son una broma del propio Banksy: una “sátira estilo Borat de la comercialización del arte callejero”. www.mrbrainwash.com

Steve Powers
Firma de guerra: ESPO. Vendría a ser un Mr. Wonderful de exterior. Cualquier comedia romántica convalidaría sus frases XXL. “Para siempre empieza cuando dices sí”. “Pagué la factura de la luz solo para verte la cara”. Él siempre ha considerado sus grafitos un “servicio público”, contó a The New York Times. Desde 1999, lo son legalmente.

Boa Mistura
Son “cinco cabezas, diez manos, un solo corazón”, se autodefinen. Tienen raíces grafiteras, sede en Madrid y han llegado hasta la Bienal de Venezia. Arte callejero con regusto poético. “Entendemos nuestro trabajo como una herramienta para transformar la calle y crear vínculos entre las personas”, se justifican. www.boamistura.com

Julian Beever
Lo apodan “el Picasso de las aceras”. Sus ilusiones 3D provocan vértigo sin despegarse del suelo. Ha gastado sus tizas en 28 países.

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