miércoles, enero 27, 2010

 

Luchando contra la crisis: subastando comida

Lo leí en una revista del pasado julio, donde detallaban que las subastas de comida se han extendido por todos Estados Unidos como medio de lucha contra la crisis. Pensaba que sería algo aislado, pero no, en un número viejo del "Hola" (www.hola.com) de las mismas fechas también
se referían al tema:

Y es que las ideas para sortear la crisis tienen mil matices a cada cual más original. Ésta de las subastas de alimentos la encontramos en Dallas (Pensilvania, Estados Unidos). Se trata de una versión "low cost" de Sotheby's o Christie's, donde lo que se subasta no son reliquias, joyas
u obras de arte, sino filetes de carne, botellas de leche o paquetes de arroz.

La escena puede parecer insólita a priori: en un gimnasio local reconvertido en esta singular subasta, una tarima, un moderador y un micrófono ofrecen todo tipo de alimentos al mejor postor. Kirk Williams, de 50 años, se dirige a los compradores. Una manera de agudizar el
ingenio, gracias a la cual, según algunos estudios de consumidores, se puede ahorrar hasta un 50 por ciento en llenar la nevera.

Mientras los consumidores buscan cierto alivio por la recesión y las subidas de los precios de la comida, las subastas de alimentos ganan popularidad como una vía fácil de reducir costes y se han multiplicado por nueve estados, desde Oklahoma hasta Nueva York. ¿El sistema? El mismo que en cualquiera de las casas más prestigiosas. ¿Necesita papel de cocina? ¿Quizá un par de cosas para preparar la cena? Pues coja un número y puje. Muchos buscadores de chollos han dejado de mirar las ofertas del supermercado y han encontrado una forma de hacer la compra a
precio de ganga. Desde cereales hasta carne, cualquier cosa necesaria para alimentar a una familia.

La idea no es nueva, pero sí su acogida y su éxito. En algunas de las zonas más pobres del país, esta práctica se emplea desde hace años, pero la actual situación económica ha empujado a numerosas personas como Williams a ofrecer este tipo de alternativas a consumidores de clase
media. Una buena solución para aquellos que se han visto ahogados por las hipotecas o el paro.

Los productos vienen de supermercados, proveedores de restaurantes y tiendas de alimentación, y para salir a subasta deben encontrarse en buen estado. La fecha de caducidad de la mayoría pronto vencerá, o quizá cuenten con algún defecto en su envasado, pero esto no disuade a los
nuevos pujadores.

Hace un par de meses que Williams organizó la primera de estas subastas, y la acogida fue excepcional: unas 300 personas se acercaron en busca de precios más baratos con los que llenar el carro de la compra. Impresionado por la demanda, decidió programas nuevas subastas por el
estado."Ahora mismo, la gente no tiene mucho dinero de bolsillo", declaró Williams a la prensa. "Están buscando ahorrar dinero".

Con muchos precios disparados, y con menos recursos, la comida es uno de los gastos en los que se puede ahorrar. También los subastadores ven en esta práctica un pequeño negocio. Por cada 12.000 dólares vendidos, Williams gana 1000.

Y pese a todo, no creo que este sistema llegue a nuestro país...


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