Vivir para ver...

(Leído en una entrevista de Baltasar Montaño a Vicente Boluda en el suplemento económico de El Mundo del 20 de diciembre de 2009)

[…] una de las actividades más importantes y curiosas del grupo, el salvamento marítimo. Cuando un barco sufre un percance se activa un perverso sistema de negociación no apto para cardiacos. «En tres o cuatro horas se habla 50 veces con Londres, 50 veces con los abogados del armador, otras 50 veces con los de la aseguradora, otras 50 de nuevo con Londres, hasta que se consigue firmar un contrato de salvamento». Su descripción lo dice todo. Mientras un barco puede estar hundiéndose o embarrancado, las decisiones han de tomarse a toda velocidad. «Se cierra un contrato pero no se fija el precio, que lo decide después del salvamento un comité arbitral que hay en Londres. Si la situación es muy dramática y el barco se hunde, es el propio capitán el que firma el rescate directamente o abandona el barco», explica Boluda, que a sus 54 años ha negociado ya miles y miles de contratos. «Cuando vas a salvar un barco no reparas en gastos.» […]