miércoles, julio 18, 2012

 

Pura lógica: México quiere llamarse México

(El artículo de Isabel Longhi-Bracaglia en su blog de El Mundo, aunque ya antiguo -septiembre de 2010-)

Ya, ya, que el titular es como de Perogrullo. Ya, ya, que cómo diablos México quiere llamarse como ya lo conocemos todos. Pues sí y precisamente por eso, porque así es como se denomina a este enorme territorio norteamericano dentro y fuera de sus fronteras, un grupo de senadores ha propuesto oficializar la costumbre.

La celebración del Bicentenario de su independencia (justito en septiembre de 2010) fue el argumento de la iniciativa, que mira casi otros 200 años atrás para explicarse. Porque fue después de echar a los conquistadores españoles (esto pasó de facto en realidad en 1821) que la constitución mexicana recogió la denominación oficial del país, allá por 1824. Y no fue otra que la que aún consta como tal: Estados Unidos
Mexicanos.

De hecho, para diferenciarse del vecino del norte, tan envidiado como criticado, no es extraño que lo citen en los periódicos como EUA, esto es, Estados Unidos de América. Aunque lo que es de verdad raro es
encontrar a los Estados Unidos Mexicanos aludidos tal cual, excepto en los documentos oficiales que alimentan su voraz burocracia.

"Los ciudadanos que por primera vez constituyeron a la nación bajo forma republicana federal, siguiendo el modelo del país vecino, copiaron también el nombre de Estados Unidos. De manera que la denominación de
Estados Unidos Mexicanos no corresponde exactamente a la verdad histórica", argumentan los legisladores en la exposición de motivos del documento.

Total que no parece, a priori, descabellada la iniciativa de los senadores, que a pesar de eso no las tienen todas consigo. Tocar la historia del país, cuestionarla o intentar cambiarla es tocar los... ya saben. Aunque haya sido el mismo presidente de hoy, Felipe Calderón, el primero en intentar sin éxito pasar a la Historia como el que estrenara oficialmente el nombre de México, en 2003.

Lo curioso es que creo que es la primera vez que en México (disculpen los más puristas, pero es la  costumbre) el poder propone algo que supone achicar, acortar algo suyo (aunque sólo sea el nombre), cuando por lo general mucho de lo que se hace aquí lleva la coletilla de 'la/el más grande del mundo'.

¿Estará cambiando de verdad algo? Igual, dentro de poco vemos a los senadores y diputados trabajar en asuntos verdaderamente importantes para los mexicanos... de México o de Estados Unidos de México.

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