Vivir para ver...

Podría parecer una inocentada, pero el día de los Inocentes queda léjos, y con la comida no se juega, que decía mi abuela. Contaba el artículo, extrayendo la información de la edición digital de El País del miércoles, que la aseguradora Lico Corporación Banca Seguros contrató temporalmente a Joan Ramon Vilamajó para que se ocupara de su delegación en Barcelona. Tenía 45 años, era coordinador administrativo y cobraba 1.000 euros al mes. Hasta ahí, no voy a decir normal (no creo que el mileurismo lo sea) pero si habitual en este sufrido país.

Parace ser, continuaba el artículo, que el 20 de enero su contrato pasó a ser indefinido, pero entonces ya estaba de baja. El hombre llevaba un mes acudiendo al médico por tos y fiebre persistentes, hasta que el 9 de febrero le diagnosticaron un cáncer de pulmón, lo cual comunicó a la empresa el día 16. Tres días después fue despedido. Lo peor de todo es que no creo que sea el primer ni el último caso