lunes, junio 02, 2008
Lo maté porque era tuyo
Joe Petcka es un jugador de fútbol americano que en su día participó en un episodio de la serie Sexo en Nueva York, además de participar como extra en la película "Lo que quieren las mujeres" (de Mel Gibson y Helen Hunt). El chaval se hizo un hueco en las noticias a pincipios de abril de 2007 cuando mató al gato de su novia, un mestizo gris atigrado llamado Norman.
Parece ser que, tras algunas copas, la pareja se enzarzó en una bonita y animada discusión, durante la cual él acusó a la chica de querer más al gato que a él. Comido por los celos, Joe se fue de casa de la novia y volvió al dia siguiente, atacando al gato y dejándolo en las últimas. Según el veterinario de la APSCA, Robert Reisman, el pobre gato fue golpeado de forma reiterada, consiguiendo romperle un labio, con varias costillas y dientes rotos, seccionarle la lengua, perforarle los pulmones y dejarle con la cavidad pectoral llena de sangre. Un poema, vamos.
Con todo esto, el portavoz de la APSCA declaró -con razón- que las heridas del animal demostraban que había habido verdadera violencia.
Cuando Lisa Altobelli, la novia, volvió a casa y vió a su querido Norman en esa situación, se lo llevó rápidamente a un hospital para animales (de todo tiene que haber en la viña del Señor) donde le dijeron que su mascota no tenía salvación. El pobre gato estaba ya agonizando, con una pata en el más allá, y murió en quince minutos, principalmente por problemas respiratorios.
Dos semanas más tarde de la salvajada, Joe fue acusado de delito grave por crueldad con los animales, de lo que se defendió alegando que el gato le había atacado primero y que él solo había respondido. Tal defensa no debía de ser muy creíble porque finalmente ha sido condenado a tres años de cárcel, después de admitir en el juicio que lo hizo porque«Lisa lo quería más que a mí» y «Sabía que Lisa sufriría más haciéndole daño al animal que a ella misma».
Y es que los celos adoptan extrañas formas...aunque lo que más me sorprende es que te caiga tal pena por matar a un animal.
Parece ser que, tras algunas copas, la pareja se enzarzó en una bonita y animada discusión, durante la cual él acusó a la chica de querer más al gato que a él. Comido por los celos, Joe se fue de casa de la novia y volvió al dia siguiente, atacando al gato y dejándolo en las últimas. Según el veterinario de la APSCA, Robert Reisman, el pobre gato fue golpeado de forma reiterada, consiguiendo romperle un labio, con varias costillas y dientes rotos, seccionarle la lengua, perforarle los pulmones y dejarle con la cavidad pectoral llena de sangre. Un poema, vamos.
Con todo esto, el portavoz de la APSCA declaró -con razón- que las heridas del animal demostraban que había habido verdadera violencia.
Cuando Lisa Altobelli, la novia, volvió a casa y vió a su querido Norman en esa situación, se lo llevó rápidamente a un hospital para animales (de todo tiene que haber en la viña del Señor) donde le dijeron que su mascota no tenía salvación. El pobre gato estaba ya agonizando, con una pata en el más allá, y murió en quince minutos, principalmente por problemas respiratorios.
Dos semanas más tarde de la salvajada, Joe fue acusado de delito grave por crueldad con los animales, de lo que se defendió alegando que el gato le había atacado primero y que él solo había respondido. Tal defensa no debía de ser muy creíble porque finalmente ha sido condenado a tres años de cárcel, después de admitir en el juicio que lo hizo porque«Lisa lo quería más que a mí» y «Sabía que Lisa sufriría más haciéndole daño al animal que a ella misma».
Y es que los celos adoptan extrañas formas...aunque lo que más me sorprende es que te caiga tal pena por matar a un animal.
