miércoles, enero 12, 2005

 

Ideas para concursos

No sé quién tiene las ideas de los concursos televisivos últimamente, pero hay que reconocerles mérito. ¿Cómo sino explicar la última hornada de tele-engendros?

Después de que Gran Hermano campara por sus respetos (no el de Orwell, sino el que hace furor por media Europa), hemos tenido (en un país u otro, eso ya da lo mismo en esta aldea global) algunas muestras de lo que la mente humana es capaz de maquinar:

- La casa del 1900 - una familia viviendo en Londres con todas las comodidades de comienzos del siglo XX

¿Alguien se imagina vivir sin lavadora, frigorífico y "pequeños detalles" del estilo?

- Hambre - un grupo de rusos en una casa en Alemania sin dinero y sin hablar una palabra de alemán. Cada semana una pareja salía durante un día a ver qué comida podía conseguir, por supuesto para todos.

Me recuerda a mi primera semana de Erasmus en Finlandia, aunque al menos yo tenía dinero para comer

- la selva, la jungla, o como se quiera llamar ahora- tres meses haciendo un cursillo básico de supervivencia a base de tortas. Esto es, se considera lujo coger una araña gorda. ¡Al menos hay cena!

Funciona mejor que la liposucción: siempre me he quedado con ganas de ir un par de meses para solucionar mi sobrepeso. ¿Qué es una infección parasitaria a cambio de esto?

- La sofisticación absoluta: Gran Hermano durante un año seguido. Lo hacen en Colonia y parece ser que incluso hay algunos de los concursantes viviendo dentro de una jaula. Rizando el rizo, pretenden construir uno para toda la vida. En fin...

Sarna con gusto no pica, pero mortifica.

Viendo la lista -y seguro que me dejo alguno- parece que no hay nada por inventar. Pero no; ahí es nada. Las mentes pensantes que se dedican a esto se han superado con uno nuevo:

"¿Quién es tu papá?".

Si, si, como suena.

El 3 de enero se debía emitir (no sé si al final se hizo) en E.E.U.U. el primer programa con este nombre. En esta "joya televisiva" una concursante -hija adoptada- tratará de identificar a su padre biológico entre los ocho individuos que la esperan en el plató.

Si acierta, además de conocer a su progenitor, se llevará 100.000 dólares (73.421 euros). Si falla, será el impostor el que gane el dinero.

La primera concursante, conocida sólo por las iniciales, tenía que dedicar los 90 minutos del programa a tratar de identificar a su padre biológico entre los individuos que se presentaban como tales. Al final, en una especie de rueda policial de reconocimiento, la mujer escoge a uno de ellos. Si acierta, se lleva el premio, y si falla, se lo lleva el individuo que logró hacerle creer que era su padre.

El episodio se grabó hace semanas, pero la Fox no ha desvelado -obviamente- si la concursante acertó, ni ha explicado qué ocurre en caso contrario.

También es cierto que, según los productores, se ha ayudado a mucha gente a localizar a sus padres biológicos, aunque luego esos padres se negaron a participar en el programa.

La cadena dice que el programa está hecho con decoro y buen gusto, pero no me explico como un tema de estos puede ser tratado así. Claro está que, si hay gente que se presta a ello y hay otra gente dispuesta a verlo, no veo mal que se permita. ¡Allá ellos!

 


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