martes, septiembre 07, 2004
Gran Hermano
No se hasta qué punto puede ser sorprendente, pero a mí la noticia me ha dejado de piedra.
¡¡130.000 candidatos a entrar a Gran Hermano!!
¿Cómo es posible? Si no me salen mal las cuentas, significa que una gran parte de los jóvenes ahora mismo piensa que el famoseo (por llamarlo de algún modo) puede ser una profesión.
Viendo la tele a partir de las tres de la tarde no me extraña nada.
Si eres medio espabilado (lo que no implica tener media neurona derecha y ni siquiera nociones básicas de cultura general), puedes ganarte la vida perfectamente con estas cosas.
Es fácil: te das a conocer en un concurso donde aireas tu vida -que sea verdad o invención es lo de menos-, y a partir de ahí, a las tertulias vespertinas. A gritar al vecino, que quien más grita más razón tiene. Al menos a juzgar por los decibelios desperdiciados en gilipolleces.
Como dice mi hermanita, la entrada a GH se ha convertido en una oposición.
¡¡130.000 candidatos a entrar a Gran Hermano!!
¿Cómo es posible? Si no me salen mal las cuentas, significa que una gran parte de los jóvenes ahora mismo piensa que el famoseo (por llamarlo de algún modo) puede ser una profesión.
Viendo la tele a partir de las tres de la tarde no me extraña nada.
Si eres medio espabilado (lo que no implica tener media neurona derecha y ni siquiera nociones básicas de cultura general), puedes ganarte la vida perfectamente con estas cosas.
Es fácil: te das a conocer en un concurso donde aireas tu vida -que sea verdad o invención es lo de menos-, y a partir de ahí, a las tertulias vespertinas. A gritar al vecino, que quien más grita más razón tiene. Al menos a juzgar por los decibelios desperdiciados en gilipolleces.
Como dice mi hermanita, la entrada a GH se ha convertido en una oposición.
Comments:
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Yo no lo odio, pero me parece terrorífica la falta de opciones.
Yo que vuelvo a comer a las 4, tengo dos alternativas: el tomate o los documentales de bichos (que comiendo me dan asco, hay que decirlo todo).
Acabo viendo el tomate, ofcors.
Y sigo alucinando: este país se pone a la altura de los demás, pero por debajo.
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Yo que vuelvo a comer a las 4, tengo dos alternativas: el tomate o los documentales de bichos (que comiendo me dan asco, hay que decirlo todo).
Acabo viendo el tomate, ofcors.
Y sigo alucinando: este país se pone a la altura de los demás, pero por debajo.
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