jueves, diciembre 04, 2025
Un mal negocio
(Leído en Facebook)
El trato parecía perfecto… hasta que ella vivió 32 años más, contra todo pronóstico. En 1965, en Arlés, Francia, Jeanne Calment tenía 90 años cuando aceptó un acuerdo de usufructo vitalicio: vendería su departamento, pero seguiría viviendo en él hasta su muerte. A cambio, el notario André-François Raffray le pagaría 380 euros al mes hasta que ella ya no estuviera.
Para Raffray, era un negocio seguro. Después de todo, Jeanne ya estaba en su novena década de vida.
Pero el destino tenía otros planes. Jeanne no solo desafió las estadísticas, sino que rompió todos los récords: vivió 32 años más, alcanzando los 122 años, la mayor edad jamás registrada.
La historia dio un giro aún más irónico: Raffray falleció dos años antes que ella, y fue su viuda quien tuvo que seguir pagando la mensualidad. En total, Jeanne cobró el doble del valor real del departamento.
Con una sonrisa pícara y la sabiduría de más de un siglo de vida, resumió la situación con una sola frase:
"En la vida, a veces se hacen malos negocios."
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