viernes, abril 18, 2025

 

Hace 400 años una empresa holandesa emitió un bono para saldar una deuda... y aún está vigente

 (Un texto de Rubén Andrés leído en xataca.com el 18 de diciembre de 2024)

El bono perpetuo se emitió para cubrir la deuda de la reparación de un dique cerca de Utrecht. Se emitió en diciembre de 1624 y, 400 años más tarde, todavía está aportando intereses a sus propietarios.

El día de Año nuevo de 1624, los pedazos de hielo que flotaban a la deriva en el río Lek, en los Países bajos, aplicaron tanta presión sobre uno de los diques que controlaban las crecidas del río, que terminó por generarse una enorme grieta.

El resultado fue una gran inundación en la cercana ciudad de Tull en 't Waal, una población cercana a Utrecht así como buena parte de los alrededores haciendo crecer el nivel de los canales adyacentes. Esto supone un grave problema en un país que se encuentra por debajo del nivel del mar.

Para acometer las obras de reparación, fue necesario recibir financiación privada. 400 años más tarde, alguien en Nueva York todavía sigue cobrando los intereses que genera esa deuda.

Según documentos históricos, la rotura del dique de 1624 supuso un grave problema para la región de Utrecht, cuyas inundaciones se quedaron a las puertas de Ámsterdam. Afortunadamente, la inundación se pudo contener, pero la reconstrucción y mejora del dique iba a ser muy costosa.

Por suerte, Países Bajos era una potencia financiera en aquella época, por lo que la autoridad local del agua, llamada Hoogheemraadschap Lekdijk Bovendams, se las ingenió para utilizar modernos sistemas de financiación para reunir un total de 23.000 florines carolus gracias a la venta de más de 50 bonos perpetuos.

Entre esos 50 bonos perpetuos iniciales, había uno de 1.200 florines carolus vendido el 10 de diciembre de 1624 a una mujer adinerada de Ámsterdam llamada Elsken Jorisdochter. A cambio de su préstamo, la entidad gestora del agua se comprometía a pagar a sus descendientes, o a cualquiera que estuviera en poder ese bono, un interés del 2,5% anual a perpetuidad.

400 años de historia en la Europa central han dado para mucho, y los 50 bonos se fueron destruyendo fruto de guerras, inundaciones o incendios. Pero el bono de Jorisdochter, estampado sobre un trozo de piel de cabra, se ha conservado hasta nuestros días.

De hecho, ni siquiera existe ya la junta del agua Hoogheemraadschap Lekdijk Bovendams, pero tomó su relevo en el cargo la Hoogheemraadschap De Stichtse Rijnlanden, que tiene el bono clasificado como uno de sus pasivos, con la obligación de abonar anualmente los intereses acordados. La compañía tiene otros bonos perpetuos posteriores, fechados en 1638 y 1648.

Como norma general, los bonos más o menos actuales acostumbran a tener fechas de vencimiento y condiciones bien definidas. Sin embargo, esto no siempre fue así, y los bonos perpetuos destacan como verdaderas rarezas financieras ya que, mientras existan, se mantiene el vínculo con la entidad emisora o sus subsidiarios.

En un hecho que subraya la singularidad de este bono, el pasado martes, su actual propietario recibió el pago correspondiente a los intereses en una ceremonia seguida de cerca por el Financial Times. A pesar del cambio de continente, las transformaciones políticas, económicas y tecnológicas de los últimos cuatro siglos, la autoridad hídrica holandesa todavía a día de hoy cumple con su compromiso de pagar el 2,5% de intereses anuales sobre el valor nominal. Concretamente: 13,61 euros al año.

El bono fue donado a la Bolsa de Nueva York en 1938 durante la visita de un banquero holandés llamado Albert Andriesse, socio principal de Pierson & Co. El empresario lo había adquirido unos años antes en una subasta como una curiosidad histórica. Con la donación, el banquero quiso recordar el origen holandés de Nueva York, llamada Nueva Ámsterdam en sus primeros años de existencia y fundada, precisamente, en 1624.

Dos años más tarde, el banquero tuvo que huir de Europa como refugiado de la Segunda Guerra Mundial, estableciéndose en Nueva York en 1941, donde falleció en 1965, según documentaba el Financial Times.

 




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martes, abril 08, 2025

 

Calles cerradas

(Leído en una noticia de El Confidencial del 17 de diciembre de 2024)

A la altura de la plaza de Conde de Barajas hay una verja centenaria que impide el paso a una pequeñísima vía. Al otro lado se ubica el Pasadizo del Panecillo, apodado así por el cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio en el siglo XIX. El clérigo, fundador del Palacio Arzobispal, recurría una de las ventanas que da a esta calle para dar pedazos de comida a los pobres del Madrid de la época. La condición era que, a cambio, los más desfavorecidos debían acudir a misa. Con el paso de los años, catalogaron el espacio como un foco de inseguridad. ¿La solución? Cerrar sus dos accesos para evitar conflictos. Esto ocurrió en 1829, pero desde entonces no ha vuelto a abrir sus puertas a los madrileños

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miércoles, abril 02, 2025

 

La moda de viajar con desconocidos se extiende entre jóvenes: "Queremos la 'guau experience"

 (Un texto de Andrea Farrós leído en El Confidencial del 5 de junio de 2023)

Las empresas para recorrer el mundo con desconocidos están en auge. Muchos terminan estrechando lazos, pero también tienen detractores. Expertos en relaciones analizan este ímpetu por ir a Jordania con gente aleatoria.

Pascasio Hinojosa tiene 36 años, es de Torrejón de Ardoz, no está casado y no tiene hijos. "A cierta edad es complicado hacer planes con amigos", señala este madrileño. Llega un momento en que es casi imposible coincidir: unos cambian pañales y otros no quieren dejar de salir los jueves. Sin saber muy bien qué hacer en sus vacaciones de verano, Pascasio dio con WeRoad, una empresa de viajes encargada de organizar "aventuras" entre desconocidos. Ya ha hecho más de seis viajes con ellos —Fuerteventura, Colombia, Costa Rica, Jordania—. "¡Esto engancha!", explica.

Pero ¿qué narices es WeRoad? Una especie de agencia donde los aventureros no se conocen entre ellos. "El viaje arranca cuando lo empiezas a soñar, ese es el mood", explica Laura Pérez, CEO de la empresa en España. Los weroaders se apuntan a un viaje al otro lado del mundo sin tener ni idea de con quién van a compartir los próximos 10 días. Por ello, existen diferentes categorías de franja de edad y diversidad de itinerarios. Todo se vende como una inexperiencia única e irrepetible. El objetivo es claro: conseguir la guau experience. "Queremos que cuando estés frente a ese paisaje maravilloso, rodeada de esas personas, digas guau, qué bien estar aquí", señalan desde la empresa. 

El modus operandi es sencillo. El viajero-solitario bucea por la web, se apunta al destino que más le llame la atención y un coordinador se encarga de ponerse en contacto con él. Después, es la empresa quien gestiona toda la aventura. Es el famoso término wanderlust, que empezó a difundirse hace unas décadas, aplicado a la práctica. "Olvídate de la rutina y prepárate para salir de tu zona de confort. Momentos y experiencias únicos que te harán recordar lo que realmente significa vivir", versa la página web de la empresa. No se publicita un viaje al uso, sino una vivencia excepcional. Y muchos de los aficionados terminan estrechando lazos y mantienen el contacto. "Justo he quedado con ellos para cenar y a veces nos vamos de casa rural", continúa Hinojosa. "Siempre hay alguna lagrimilla en las despedidas", matiza.

Hinojosa ha terminado siendo coordinador de grupo, metido hasta las trancas en lo que llaman "la comunidad We Road". Para acceder a dicho puesto, hay que hacer un bootcamp de preparación… y el beneficio consiste en viajar gratis organizando el cotarro, no con un sueldo en nómina.

Pero no todo iban a ser elogios. Este tipo de agencias también tiene firmes detractores. Inés Fernández, una guía turística que lleva años dedicándose al sector, explica a El Confidencial que le denegaron el puesto de coordinadora por "no tener el mood" y exigir que se le pagase en condiciones. "Están todo el día hablando del mood… Le he cogido tirria a esa palabra".

La importancia de los vínculos

Aunque los viajes en grupo llevan décadas existiendo, el contexto sociológico actual es bien distinto. Poner el foco en "generar recuerdos" y "superar retos" con gente afín a ti dice mucho del modo en que nos relacionamos. De hecho, hay quienes han dedicado su vida académica al estudio de la amistad y las relaciones de afecto.

Ana Romero Iribas es doctora en Filosofía y docente en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) con diversos estudios al respecto. El caso de éxito de estas empresas —existen otras similares como Huakai o GAdventures— puede venir dado por varios factores: el incremento de la sensación de soledad y la importancia de los lazos estables. "La soledad es un tema creciente en el mundo occidental, aunque en España las relaciones continúan siendo muy sólidas. Es innegable que, tras la pandemia, se ha percibido más ese sentimiento que nos abre a buscar otras maneras de vivir que antes no nos habríamos planteado", explica.

Esta tesis la refrendan desde la firma. "Responde a una necesidad. Especialmente después del covid, existe esa carencia de conectar que WeRoad quiere paliar uniendo a personas con experiencias", señala Pérez. Básicamente, han sabido ver el hueco. Los millennials se hacen mayores y no todos quieren seguir el patrón de formar una familia tradicional.

Josu Albergui, de 32 años, se enteró de todo esto por un compañero de trabajo con la misma edad y que estaba en el mismo punto vital. "Quería viajar, pero no tenía con quién", explica. Por ello, se puso rumbo a Colombia con un grupo. "Vas solo y luego descubres que tienes mucho más en común de lo que crees. Hay muy buen rollo y encuentras a mucha gente parecida a ti". Este vasco-irlandés sigue en contacto con sus compañeros de aventuras.

El psicoanalista y psicólogo, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y autor de ¿Bienvenido metaverso? Presencia, cuerpo y avatares en la era digital, José Ramón Ubieto, lee el éxito de estas empresas como un síntoma del individualismo. "El uno solo se ha convertido en un fenómeno creciente. Lo colectivo antes tenía más peso, pero cada vez más aumentan los hogares unipersonales. En Barcelona, ya están en torno al 30%. Además, las tasas de separación han aumentado y hay más solteros después de los 30. Hace 40 años, una entidad así no tendría tanto éxito. A eso se suma la soledad no deseada, no todos quieren vivir de esa forma", matiza. Por ello, los individuos buscan soluciones como pueden. Entre ellas, irse a Jordania con gente random.

"Son una estafa"

Inés Fernández lleva años dedicándose a recorrer el mundo y trabajar como guía turístico, además de comunicar sobre el sector en su propia página web. Considera que estas empresas son un despropósito. "Mucha gente me cuenta que la organización era un desastre. Coches desastrosos, hoteles en malas condiciones… Normal, los coordinadores no son expertos y no están preparados. Buscan gente jovencita que vea guay viajar gratis, sin considerarlo un trabajo serio". Además, explica que para trasladarse a los bootcamps de formación, y después de costearse ella misma el traslado, le dieron una última oportunidad: "Me dijeron que fuera con ellos a un destino de más de 1.000 euros para ver si les gustaba mi forma de viajar", explica a este diario.

Toda esta información la lleva reseñando en su blog desde hace años. "Lo que no tengo es el mood de gilipollas de estar todo el día dando saltitos en fotos grupales agarrando un palo selfi", escribe. "En los bootcamps, llegas a una sala y te ponen un montón de vídeos supercool de gente saltando por el mundo con la camiseta corporativa y luego salen en carne y hueso algunas personas con esa camiseta a contar que en un año se han visto todas las maravillas del mundo". Lo refrenda a este periódico: "La gente termina harta de las fotitos. No es serio. Para mí, este tipo de viajes son muy importantes y no está bien que solo quieran exprimir dinero".

Respecto a esto, el equipo de WeRoad argumenta que "los coordinadores no son trabajadores de WeRoad, sino empleados por cuenta ajena que, tras un proceso de selección y otro de formación, viajan en sus vacaciones como coordinadores de nuestros viajes". El incentivo es "viajar gratis" y, a veces, pueden recibir un "fee por la coordinación". Además, explican que se llevan el beneficio de formar parte "de nuestra comunidad", pudiendo asistir a eventos privados y conocer a mucha gente.

La isla de las tentaciones

La intención es unir a gente con edades e intereses parecidos. No todos disfrutan de hacer senderismo por la montaña ni de pasar el día en una playa. Hay destinos en todos los continentes del planeta. Y los tipos de viajes son variados: Beach Life, Trekking, Expedition, Safari, 360º o Collection, estos últimos más relacionados con la exclusividad y el confort. Y, por supuesto, también hay hueco para el amor.

"Ligoteo hay. Si no es con compañeros de viaje, es con los locales. Ha habido historias de amor preciosas", señala Leticia Rivas Ortiz, una extremeña con nombre de reina consorte que se dedica profesionalmente a la traducción. Por su parte, Albergui invita a ponerse en situación: "Estás en sitios paradisíacos con gente similar a ti y todos tus amigos están casados y con hijos. Claro que surgen el amor y los recuerdos".

Ubieto explica que esto puede entenderse como un mini-reality sin cámaras. "15 días allí… Es normal que surja la chispa. Lo interesante sería saber qué pasó después", explica. Además, refuerza lo argumentado por Iribe y la propia empresa. La soledad no deseada "genera necesidades" y "hay siempre empresas dispuestas a satisfacerlas". Ejemplificando que, precisamente por esto, también surgieron aplicaciones como "Tinder o Meeting, pero esto es más razonable"

Pasar varias noches bajo una jaima en el desierto del Sáhara puede unir mucho, pero las relaciones hay que cultivarlas. Iribe tiene claro que las cosas de palacio van despacio.

"El deseo de amistad surge rápidamente. Te vas de viaje, conectas y sientes una intimidad inmediata. Todo esto hay que consolidarlo con el tiempo. La admiración mutua tiende a bajar y necesita cotidianidad. Por eso los verdaderos amigos superan la prueba de la madurez", analiza. Esto no implica, en absoluto, que este tipo de relaciones se limite a los amigos de la infancia. "Nuestro mundo es maravilloso en ese sentido. Siempre hay buenas oportunidades para hacer amigos. Además, las redes juegan a nuestro favor. Lo importante es diferenciar los canales: el beneficio de la presencia física es indiscutible". Rivas Ortiz viajó a Filipinas y a Colombia con 12 personas. "Excepto uno o dos, el resto de personas sigue formando parte de mi vida".

Hay gente para todo y WeRoad para todos, al menos para quien se lo permita el bolsillo.

La filosofía de "generar recuerdos" y "superar retos" tiene un precio. 12 días en Perú, apurando las últimas plazas y descuentos añadidos, oscila en torno a los 1.600 euros, vuelo aparte. "Es caro", señala Josu, "pero merece la pena porque está todo organizado", explica.

Las guau experiences hay que pagarlas, pero si encajas con la gente puede beneficiar tu calidad de vida. "Hay un estudio del año 2000 de la Universidad de Yale que buscaba dónde estaba la felicidad en una sociedad individualista y de mercado. La respuesta siempre es cultivar relaciones íntimas y estables con familia y amigos", explica la experta.

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