martes, enero 23, 2018
Ruido, por favor, que estoy creando
(Leído en la revista Mujer de hoy del 6 de julio de 2013. Y
una vez más se demuestra que hay gente para todo)
Hace unos meses, Justin Kauszler pidió permiso a su jefe para trabajar desde una cafetería cercana. Le
parecía que era más creativo allí. El jefe se negó, oliéndose un intento de
absentismo laboral, así que Justin, con unos compañeros, creó Coffitivity, una web
que imita el ruido de fondo de estos establecimientos (charla indistinguible, entrechocar
de tazas). El usuario puede añadir a la mezcla, al 40% de volumen, un 60% de música
de su elección, y hacer su propia banda sonora de la
creatividad.
Resulta que Justin estaba
en lo cierto: un estudio de la Universidad de
Illinois (EE.UU.) concluyó que creamos mejor con cierto ruido de fondo, aunque
tareas que requieren atención, como las matemáticas, siguen saliendo mejor en
silencio. Coffitivity
ha tenido un éxito fulgurante, sobre todo en: grandes ciudades. La revista Time la ha incluido entre las mejores 50 webs de 2013 y Kauszler y compañía están creando
sonidos ambientales "locales" para cafeterías de distintos países. Su
meta: que todos nos sintamos como en casa. O como en el bar de abajo, vaya.
Etiquetas: Enlaces
jueves, enero 11, 2018
Sobre el apocalipsis zombie y las preguntas en el senado
(Extraído de un texto de José Oneto en la revista Tiempo del
21 de abril de 2017. Y no, lo de poner senado en minúscula NO es ningún error)
[…]
Mal está el país cuando en el Senado el Gobierno se ha
visto obligado a manifestar sus dudas de que los “zombis” puedan llegar a
provocar una situación de apocalipsis, “por muchos que sean”, aclarando además
que no dispone de protocolos específicos para hacer frente a esa eventualidad,
ya que, además, entendida como el fin del mundo, “poco se puede hacer, llegado
ese momento”. Así figura en la irónica respuesta del Ejecutivo al senador de
Compromís Carles Mulet, quien había preguntado por los planes previstos
ante un posible apocalipsis zombi, como protesta por lo que consideraba “poca
calidad” de las respuestas escritas del Gobierno a la oposición en el Senado.
En la respuesta, los asesores del Gobierno encargados
de redactarla han recurrido al diccionario de la Real Academia Española para
buscar la definición de “apocalipsis” y “zombi”. En ambos casos han encontrado
dos definiciones. Para el apocalipsis, entendido como “fin del mundo” el
Ejecutivo considera que no merece la pena hacer planes porque “poco se puede
hacer llegado ese momento”, mientras que frente a la definición de “situación
catastrófica”, recuerda que existen planes de emergencias tanto de Protección
Civil como de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La cosa se complica al buscar “zombi” en el
diccionario de la RAE. El Gobierno reconoce que no tiene planes específicos
para dar respuesta a una situación de alarma causada por “personas que se
suponen muertas y reanimadas por arte de brujería, con el fin de dominar su
voluntad”, ya que directamente no se cree que esto sea posible, y en su
respuesta destaca “la dudosa probabilidad de que se produzca semejante
circunstancia bajo tales premisas”. Más credibilidad da el Ejecutivo a la
segunda acepción de “zombi”, la de “atontado, que se comporta como un autómata”
pero, en ese caso, aunque recuerda los planes de emergencias generales de las
administraciones públicas, duda de que un grupo de “atontados” pudiera llegar a
protagonizar una situación de apocalipsis, “por muchos que sean”. “En
definitiva –ha respondido Mulet indignado en un comunicado–, el Gobierno no
tiene ningún protocolo de actuación ante el apocalipsis zombi, y de la
respuesta se puede interpretar que el propio Gobierno es en sí un apocalipsis zombi...
una catástrofe humana provocada por atontados o personas autómatas”.
[…]
Tiene razón el senador de Compromís cuando se lamenta de que
el Gobierno no tenga un plan para combatir a los zombis, sobre todo ante la
eventualidad de un apocalipsis, porque la realidad es que los zombis se han
instalado tanto en el Congreso como en el Senado. Ya están aquí y... sin plan
de emergencia.
Etiquetas: Surrealismo cotidiano