martes, febrero 10, 2009

 

De amor al odio solo hay un paso

Nunca me había podido imaginar hasta qué extremos podía llegar una persona cuando el amor se pierde. Sabía que el ser humano es capaz de todo, pero la historia que lei a principios de enero en un periódico fue el colmo.

Como en una telenovela sudamericana o en una canción de desamor, un médico le ha pedido a su ex-mujer que le devuelva el riñón que le donó cuando estaban casados.

Según contaba el periodista, los Batista se conocieron cuando él era residente y ella, enfermera y se casaron por todo lo alto en 1990. La cuesta abajo comenzó a los dos años y se fue agravando con las tres niñas y con los problemas de salud que arrastraba ella. En 2001, después de dos trasplantes fallidos, el doctor decidió donar su riñón con la manifiesta intención de salvar de paso la frágil relación.

La sorpresa vino cuando, una vez recuperada, Dawnell Batista se la pegó al marido con su fisioterapeuta, y el despechado doctor reclamó lo que es suyo: "¡Devuélveme el riñón! Me partiste el corazón...". Definitivamente parece una mala novela rosa.

Los abogados del doctor Richard Batista —reputado cirujano vascular en el Centro Médico de la Universidad de Nassau— han calculado que su órgano vale 1,5 millones de dólares, dando la oportunidad a la vilipendiada esposa y madre de sus tres hijas)de abonar esa cantidad y evitar así la dolorosa extracción.

La Sra. Batista no había explicado aún su versión de los hechos cuando se publicó el artículo, aunque en su defensa habían salido su madre, Cynthia Carrol ("es una persona marivillosa"), y el fisioterapeuta David Cazalet: "Somos sólo amigos, nunca tuvimos una historia... Su marido es
un auténtico monstruo".

Richard Batista insiste en que fue él quien rompió su matrimonio, cuando ella se había recuperado ya de su insuficiencia renal y acariciaba el sueño de conventirse en cinturón negro de karate. "Me sentí humillado, traicionado y degradado", proclama públicamente a sus 49 años el doctor, buscando toda al notoriedad posible en una surrealista rueda de prensa: "Este divorcio me está matando".

Para Raoul Felder, experto en pleitos matrimoniales -que de todo hay en la viña del Señor-, el doctor Batista es sin embargo "un monstruo moral" y un hombre sin escrúpulos: "Llevar la devolución del riñón a una sala de juicios es como entrar en la estratosfera de lo absurdo".


jueves, febrero 05, 2009

 

Los puntos sobre las íes


A veces, la gente sólo necesita una excusa para sacar a pasear la mala baba y los instintos asesinos que han hecho del ser humano lo que es. Basta mirar un periódico o un telediario para darse cuenta, y en ocasiones, las noticias ponen en bandeja estas reflexiones.

Hace unos meses, a final de abril, el Periodista Digital publicaba como la falta de una sencilla letra en el móvil había provocado dos muertos en Turquía. Según contaba la noticia, la substitución de un caracter en el intercambio de mensajes entre una pareja separada, provocó tal malentendido que acabó con un asesinato y un suicidio. ¡Casi nada!

La historia comenzó con la separación de Emine y Ramazan Çalçoban, un matrimonio turco que decidió romper su relación tras pelearse. Emine, una joven de 20 años, retornó entonces a la casa de su padre, Hamdi Pulas, pero la pareja no dejó de reñir tras la separación, sino que continuaron las disputas a través sus teléfonos móviles con mensajes SMS.

En uno de eso mensajes, Ramazan, de 24 años, le dijo a su ex mujer que siempre cambiaba de tema cuando se quedaba sin argumentos. Pero en muchos teclados de teléfono móvil no existe el carácter para la "I" turca (i cerrada, que se escribe sin punto), por lo que en lugar de escribir "sIkIsInca" (cuando te quedas sin argumentos), el hombre escribió "sikisince" (cuando te follan).

En el informe de la investigación judicial, el fiscal explicó que Emine se tomó el mensaje como un insulto y se lo mostró a su padre. El susodicho se enfureció e increpó a su ex yerno, Ramazan: "Nos has insultado, has mancillado nuestro honor. Estás tratando a mi hija como si fuese una prostituta".

Cuando Ramazan fue a casa de su ex mujer y su antiguo suegro para explicarse, toda la familia Pulas se le echó encima y le hirieron con un cuchillo. Como venganza, Ramazan acuchilló a Emine hasta matarla y fue encarcelado por ello, pero se suicidó en la prisión.

Para terminar la historia, el fiscal exigía una condena de 15 años de cárcel para Hamdi Pulas y otras dos hijas suyas, por el "intento de asesinato" a Ramazan. "Un pequeño punto destruyó las vidas de cinco personas", publicó el diario 'Hürriyet' en portada y añadió que el punto de la 'i' en ciertas palabras delicadas de la lengua turca está causando "serios problemas".


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